¡Damos inicio a la semana realmente
contentos! Optimistas de que finalmente llovió.
Si bien es cierto que resultó desparejo
en cuanto a cantidad, pienso y quiero creer que fue suficiente para los
cultivos de invierno y para los maíces sembrados.
Son varios los productores que
hasta el momento no habían querido arriesgar y estaban con todo pronto para
sembrar su maíz... simplemente esperaban las famosas lluvias
pronosticadas. Ahora sólo les restaría aguardar a que seque, ¡y
arrancarán a toda máquina!
Por otro lado, y sin ánimos de bajar el
entusiasmo, estamos deseando que finalmente concluyan las heladas… las últimas
acontecidas, lamentablemente, algo de daño hicieron.
Sobre todo, lo que respecta a la
colza y cebada. Entiendo que hubo muchas denuncias preventivas, veremos en unos
días cuáles fueron los daños que finamente ocurrieron.
En línea con lo expresado en el párrafo anterior, pero puntualmente en el
sector agropecuario, se puede entender que los países que más producen
alimentos son, en su mayoría, los que tienen más población, por lo que lleva a
que cada uno de ellos mire primero hacia su propio entorno y tome las
precauciones pertinentes respecto a su seguridad alimentaria. Lo que lleva a
creer también, al igual que con la presente situación sanitaria que, hasta que
no se encuentre la vuelta a la demanda por biocombustible, ésta se verá
afectada. Es más, tal vez nunca vuelva a tener el empuje anterior a la
pandemia. Por ejemplo, en un país con las dimensiones de Uruguay -chico- los
meses que Alur no estuvo demandando maíz para los biocombustibles, el mercado
lo padeció.
Cualquier medida de guardado de granos que lleve adelante una nación
agroexportadora, con el fin de asegurar la alimentación de su población, tendrá
como consecuencia directa la modificación de los precios de estos.
Por otro lado, y en lo que refiere a China, podemos afirmar que su apodo de
“aspiradora” lo tiene bien ganado, debido a la gran compra de maíz y soja que
sigue llevando a cabo. Es un hecho también, que ha adquirido mucho del mercado
norteamericano, con el fin de recuperar el stock de su ganado porcino y por
algunos problemas climáticos que ha sobrepasado en cultivos.
Lo cierto es que, con la nueva realidad
mundial, parece que muchos países han determinado la necesidad de incrementar
sus reservas de alimentos, lo que demandaría mayores cantidades de granos.
Aunque, en el largo plazo, este colchón
de existencias puede ser tan grande que les daría cierta volatilidad a los
precios.
Regresando un momento al continente sudamericano, pero sin dejar de nombrar a
China, durante el mes de agosto, éste último país se llevo de Brasil: 8,15
millones de toneladas de soja contra los 6,68 millones del mismo mes del año
pasado.
Es decir, un 22% más. Ante esto, Brasil
se quedó prácticamente sin soja por lo cual, salió de compras por la región
para satisfacer su demanda interna.
En nuestro país en tanto, cotizó durante la semana entre U$S 355/360 la
tonelada puesta en acopio Nueva Palmira / Montevideo.
Si bien son buenos precios, ante la
falta de lluvias que veníamos teniendo y el anuncio de un año NIÑA, los
productores vienen siendo cautos en sus fijaciones.
Con respecto al trigo, concluyó el viernes cotizando sobre la posición
diciembre en Chicago en el orden de los U$S 200 la tonelada.
Más allá de que perdió terreno
durante la semana, la llegada de la NIÑA al sur de EE.UU. -donde se produce el
trigo duro de invierno- genera cierta preocupación.
Argentina que venía con una seca
considerable, habiendo repercutido en el recorte de su producción,
finalmente recibió lluvias… lo que estaría permitiendo reducir las
perdidas.
En Uruguay y a pesar de que no queda mucho trigo en poder de los productores,
continúan realizando negocios para la exportación en el orden de los U$S 200
Nueva Palmira. En paralelo, la industria está entre U$S 5 y U$S 10 por arriba
de esto, dependiendo de la calidad del lote.
La cebada MUSA puesta en el lugar designado por la Malteria, finalizó el
viernes cotizando en el entorno de los U$S 204 la tonelada -más allá de que se
han vivido mejores precios, no dejan de ser buenos, sobre todo teniendo en
cuenta el buen estado de los cultivos-.
El maíz por su parte, cerró el viernes en Chicago cotizando sobre la
posición diciembre en el orden de los U$S 143,70 la tonelada, perdiendo en la
semana unos U$S 5 y sintiendo la presión de la cosecha. En general, la
recolección viene sin mayores contratiempos y el clima parece estar ayudando.
Además, tuvimos toma de ganancias, sin dejar de considerar factores como: el
año NIÑA para sudamérica y las menores exportaciones de Ucrania -68% por debajo
al 2019- que le dan cierta fortaleza.
En Uruguay, dicho cultivo nacional
acondicionado, cotiza en el entorno de los U$S 200/205 puesto en Montevideo y
su zona metropolitana con una demanda constante.
Con respecto a la colza, cotizó en el semana en el eje de los U$S 372 la
tonelada puesta en Nueva Palmira. Más allá de que comenzó la semana bastante
por arriba de este número y de que no cambió tanto la cotización en el
Matif, le perjudicó directamente el pasaje de precio de euro a dólar.
Como dato de color, la Unión Europea
más el Reino Unido, según COCERAL -que es la entidad que los
representa- sigue manteniendo la proyección de cosecha de colza en los 17
millones de toneladas contra los 16,8 millones de toneladas cosechadas el año
pasado.
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